domingo, 19 de enero de 2014

El secreto del dragón.Una finca Gaudiniana.

Hola a tod@s.Hoy no hablaremos de tapicería.Quiero enseñarles una casa muy especial.Y completamente anónima y desconocida.El pasado noviembre contactó conmigo via web un cliente,y en un correo me indicó como ir a su casa.La cuestión es que conocía la zona,y el mensaje acababa "...donde hay una casa de estilo Gaudiniano".Tuve que leerlo varias veces¡Me habían llamado de esa casa en la que llevaba muchísimos años deseando entrar!Como ustedes comprenderán,tardé poco en llamarlo.
-No,no.Cuando llegues a la casa tuerces a la derecha y esa es la mía.
-Ah...


Cuando fuí a repararle el sofá hundido,y tras mostrarle con humor mi decepción,me aportó información que como vecino tenía de primera mano.
-Y quién hizo esta casa?Porque vamos,ésto no lo hace el paleta de mi barrio...
-Pues la hizo la misma mujer con dos albañiles.Durante muchísimos años he estado viéndola con sólo dos obreros.Toda la cerámica para el "trencadís" la hacía ella con un horno allí mismo.Muchas cosas están sacadas del Park Güell¿Te has fijado en la entrada?Le hizo la puerta para los pájaros,como Gaudí.Está la puerta para los coches,la puerta para las personas y la puerta para los pájaros.

*    *   *

Bueno,aunque no entiendo de arquitectura ni soy un entendido en la obra de Gaudí y su simbología voy a intentar hacer un pequeño itinerario por los exteriores de esta finca.La puerta de los pájaros a la que se refería mi cliente no está en el Park Güell, sino en Comillas(Cantabria).


Sin embargo,la obra con mayor influencia en esta fachada es la de finca Miralles.



Así es hoy en día,con la estatua de Gaudí recibiendo al caminante.




Pero hagamos un poco de zoom para ver mejor esta entrada.


La finca se llama "El drac"(El dragón)

Aquí podemos ver dos elementos.La hendidura para el nombre,que Gaudí no llegó a realizar y la puerta     de hierro,que tiene la particularidad de estar doblado por su parte más gruesa.





La puerta para los vehículos reproduce la verja de hierro forjado de la entrada del Park Güell, inspirada en hojas de palmito.






Los muros almenados tienen gran presencia tanto en el Park Güell como en esta finca.Bajo los arcos que sostienen esas almenas podemos ver macetas con forma de lirio,y a la izquierda el muro parece ser el lomo del dragón y la verja sus alas ¿Y qué me dicen de esa cola que se deja caer por la fachada,donde empieza o acaba ese animal legendario que corona los muros rodeando todo el recinto?




Bueno,¿me acompañan a la parte de atrás?

 

El muro serpentea calle abajo...como el lomo de ese dragón que da nombre a la obra, o como el que preside las escalinatas del parque barcelonés.




Pero es otra vez la finca Miralles la musa de ese cercado.
Aquí podemos ver la zona del muro ya desaparecida.



Ondeando armónicamente de forma senoidal,como los bancos de la Plaça de la Llibertat.



Y sobre el  "trencadís"que lo corona seguimos descubriendo maravillas,con una construcción con bóvedas coronada por las almenas características que ya hemos comentado.


No es que esté recreada pero sí parece inspirada en las zonas de la cueva del elefante,los acueductos del parque o la torre del calvario.O quizás sea una libre versión del concepto de empedrado que abunda por todo el parque.







Aquí hay unos grandes conocimientos de arquitectura,artesanía cerámica,calderería,herrería...¿dos albañiles?


¿Hacemos un poco de zoom?


El empedrado está hecho con roca del lugar. Y no creo equivocarme porque mi abuelo estuvo durante diez años revestiendo el suelo, muros y jardineras de su terreno,más arriba de esta misma montaña.He crecido en este bosque y conozco la piedra.De hecho me recuerda mucho a su obra.Más discreta,por supuesto,pero con mucho encanto.


A la derecha podemos ver las amanitas muscarias que coronan el respiradero de la casa-museo donde vivió Gaudí.



En la cara norte encontramos¿la puerta de atrás de los pájaros?¿el ojo del dragón?




Y con esta última foto les dejo,como la esencia representativa de este dragón,con su precioso escamado verde de destellos rojizos.Un homenaje al modernismo Gaudiniano con identidad propia.Para proteger la privacidad del propietario no desvelo su ubicación,ni asomé la cámara a los interiores.Ni siquiera hemos podido ver la casa.Las joyas que este ente de piedra esconda en su interior quedarán como un inquietante misterio.Para ustedes y para un servidor.Y por eso hemos titulado este post como lo que es.El secreto del dragón.




lunes, 6 de enero de 2014

Aventuras y desventuras de un tapicero:¡¡Que vienen los reyes!!

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De esto hace ya mucho tiempo.Aquel taller de apenas 30 metros cuadrados podía verse en su totalidad desde la calle, en ese chaflán de la calle Porvenir, tal vez como un augurio de que vendrían tiempos mejores.Por razones que no vienen al caso nos habíamos quedado sin furgoneta.Un diminuto Seat 127 verde permanecía aparcado frente a las cristaleras.¡Qué divertido era aquel carro,llevaba unas ballestas en la amortiguación delantera, era como conducir un kart!

Entré al taller,donde mi padre estaba dándo los últimos toques a los almohadones de los sofás.
-¿Y cómo vamos a llevar esto?-pregunté.
-En la vaca podemos poner los sofás y las sillas dentro-contestó.
Volví a asomarme a la puerta para mirar el coche mientras negaba con la cabeza, incrédulo.No íbamos muy lejos,apenas unas calles,pero la idea de cruzar el barrio en unos sofás rodantes no me hacía ni pizca de gracia.

-¿Y si los llevamos andando?
-¿Qué dices?.Andando son cuatro viajes.Y ésto pesa como un muerto.Los llevamos en el coche,que es un momento...
Papá sonrió, al ver mi cara de preocupación.
-No te he contado nunca que cuando eras pequeño metí en el seiscientos,encima la vaca y en el remolque: Un tresillo,una cama turca y veinticuatro sillas…
-Sí, sí claro que me lo has contado…

Así que pusimos la vaca en el techo y montamos un sofá sobre el otro,y a duras penas pudimos hacer entrar las sillas,eso sí,sin cerrar el portón trasero.Aquello levantaba más de tres metros, el coche casi ni se veía.
Empecé a recordar aquellos árabes que cruzábamos en la autopista yendo y viniendo de Marruecos a Francia con la casa a cuestas,y los enormes bultos en la vaca del techo.

Ya había oscurecido hacía unas horas, cuando bajamos la persiana del taller y arrancamos el coche.
-Si eso yo voy andando y nos vemos allí…
-Anda no seas tonto, sube…
-¡Soy un adolescente, tengo una reputación que mantener!-protesté.
-No eres adolescente, ya tienes dieciocho.Venga, sube.
Y subí. Apenas iban a ser tres minutos, llegaríamos a casa del cliente y podríamos desmontar todo aquel tinglado,entregar y cobrar.
-Todo acabará pronto-me repetí a mí mismo.
Callejeamos hasta el paseo y cogimos la calle que nos llevaría a Rubió i Ors.Es la avenida más importante del barrio, la más transitada.
-Anda que como nos pille el urbano ese nos quita el carné a los dos.
-Jaja ¿pero cómo nos va a quitar el carné a los dos?-contestó papá burlándose.
-Ya, con la mala folla que tiene…
-Bueno, es invierno, hace frío, es de noche-pensé.Aunque sabía que algo no iba bien.
Ya se vislumbraba la esquina al final de la calle.Un calmado bullicio empezó a llegar a nuestros oídos.Empezamos a ver gente en las aceras.Más de lo que se esperaba.
Llegamos a la esquina.Las anchas aceras estaban abarrotadas de gente,de adultos,de ancianos y de niños.Muchos niños.
-¿Eh?¿qué es lo que pasa aquí?-pregunté en tono asustado.
-¡Ostras, la cabalgata de los reyes!-contestó mi padre.
Pues sí. Absortos por el trabajo, por entregar aquel pedido habíamos olvidado por completo que era día cinco de Enero, y daban ya las ocho y media de la tarde.




Entramos a la avenida, lenta, muy lentamente.Esta imagen deben imaginarla a cámara lenta,algo así como las series de manga,donde la acción se ve sometida a un loop constante que retrocede en el tiempo una y otra vez.Y los ojos de un servidor también se convertieron en manga, redondos como platos,saltones y temblorosos,sin dar crédito a la situación.



El griterio se ensalzó al instante, decenas y decenas de cabezas se giraron con asombro…
-¡Que vienen los reyes!-empezaron a gritar entre risas-¡Ya están aquí!¡Que traen los sofás!¡Mira mira...!¡Jajajaja!¡Ostia qué bueno...!¡Mamá mamá los reyes...!-gritaba el populacho.
Y el gentío nos hizo el pasillo,mientras los más pequeños se alborotaban riendo y haciéndonos gestos con las manos,creyendo realmente que formábamos parte del espectáculo.
-Jajaja-reía mi padre mientras sacaba el brazo por la ventanilla y giraba la muñeca al más puro estilo Borbón.
-¡Somos los reyes...!¡Jajajaja!-gritaba.
-¿Qué haces?¡Pero no saludes…!
Pero ya era tarde, el pueblo respondió y nos hizo la ola, mientras yo intentaba desaparecer engullido por aquel pequeño asiento,sin conseguirlo.
Tal como íbamos avanzando aparecía más gente que nos iba cerrando el pasillo,cada vez más alborotada,al descubrir aquella extraña carroza de sofás rodantes,intentando descubrir quien iba dentro,si un paje o tal vez un rey.
Aquellos apenas cien metros se hicieron eternos,he visto capítulos de Oliver y Bengie que concurrían con más fluidez.Era como estar atrapado en un bucle de tiempo.
Por la calzada apareció aquel guardia con el que no nos queríamos cruzar,apresurado,dirigiéndose hacia nosotros…
-Ahi va, el que faltaba…-murmuré-el mala folla.Ya nos ha pillao.
-¡Vamos,vamos,circulen, circulen!-gritó el urbano,haciéndonos nerviosos aspavientos con su imperpérrita cara de hastío.
Giramos a la izquierda y llegamos a casa del cliente.Mi padre aún reía con fuerza.Me miró,buscando complicidad.Salí del coche,sin decir nada,y empecé a deshacer los nudos de las cuerdas que amarraban los sofás.
-¡No pienso salir a la calle en un mes!-maldecí.

                   *   *   *   *   *




La juventud a veces nos hace reaccionar de forma desmedida,tal vez impulsada por esas hormonas en constante ebullición.Ahora, ya curtido por los años seguramente hubiera reaccionado como mi padre,y hubiese disfrutado de mi minuto de gloria,saludando a la plebe y tirándoles caramelos.
¡Y qué narices! Hubiera sacado el megáfono para cantarles la famosa cancionela:
¡Ha llegado el tapicero.Señora,el tapicero.Se tapizan sillas, sillones,butacas,descalzadoras…!


*   *   *   *   *   *   *

Un saludo a tod@s y que los reyes no les traigan mucho carbon.





miércoles, 25 de diciembre de 2013

Música para tu salón XVI: Ave María




Hoy es Navidad, y en Música para tu salón tenemos unas invitadas de lujo: Los ave maría de Schubert y Gounod.
Así que les propongo que escuchen y escojan cuál de estas piezas se llevarían a una isla desierta. Y si les apetece, lo reflejen en los comentarios.
Para muestra de ello enlazo los dos videos de la orquesta de André Rieu.

El primer Ave María de Schubert, está cantado por la australiana Mirusia Louwerse. Que a falta de alas, es lo más parecido a un ángel que he oído.



El segundo Ave María es el de Charles Gounod, que está basado en el preludio Clave bien temperado de Johann Sebastian Bach.
Y la voz de la sudafricana Kimi Skota, para deleite de nuestros tímpanos pone el broche de oro a esta exquisitez.



Les deseo a tod@s que pasen una Feliz Navidad en compañía de los suyos.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Música para tu salón XV: The Notting Hillbillies



Hoy en música para tu salón presentamos esta banda británica integrada por componentes de Dire Straits, como el gran Mark Knopfler y Guy Fletcher en los teclados, y el que fue su manager Ed Bicknell a la batería. Además, los integrantes de 5 O'clock Shadows, el guitarrista Brendan Crocker y el bajista Marcus Cliff. Y por último, las guitarras de  Paul Franklin y Steve Phillips. Y por supuesto las voces de todos ellos.
Una banda creada para hacer una pausa en el camino de sus comerciales carreras, y reencontrarse con los orígenes. El resultado fue un único disco en 1990, llamado Presumed having a good time...
Una delicia sonora de folk y country, del cual extraemos para la ocasión este fantástico tema llamado Your own sweet way. Que lo disfruten.




Y si se quedaron con el gusanillo ahí va otra, ahora que llega la Navidad: Feel like going home





martes, 26 de noviembre de 2013

De la rejilla al tapizado II



Ahí estaba, inmóvil, herida, temblorosa. Mirando hacia dentro, más allá de esas puertas azules. Parecía que iba a arrancar a llorar, consciente de su inquietante destino.
Supongo que no entendía muy bien el porque de esa situación. La razón de que hubiera sido abandonada frente a aquel lugar lleno de muebles rotos, desmembrados. Quizás era el fin, tal vez aquel desgüace acabase por convertirla en un tablero de aglomerado. O fuese pasto de las llamas, avivando un fuego del ya inminente invierno.
Ella que siempre había sido fiel, sumisa, callada. Nunca puso malas caras, ante las barbaridades de los pequeños de la casa. Nunca negó el descanso del invitado, refugiada en aquel recibidor, junto a la escalera de lo que sentía su propia casa. Habían pasado muchos años desde que aquella mujer la miró a los ojos, y tras esbozar una tierna sonrisa exclamó: ¡Me la llevo!
Sí, mucho tiempo pero aún podía recordar con claridad a la pequeña Clara sentada en su regazo calzándose las botas los días de lluvia. Y al abuelo Matías, que siempre descansaba unos minutos cuando regresaba del paseo. Un día de verano estuvo cerca de una hora. Luego desapareció por esas escaleras. Nunca más lo volvió a ver.

Salí a la calle, a paso lento y me planté frente a ella al tiempo que me inclinaba levemente y la cogía en brazos.
-Vaaamos...que no nos comemos a nadie. ¡Te vamos a poner bien guapa!
Y entramos al taller, como una pareja de recién casados en su luna de miel.


*     *     *     *     *

El esterillado francés ya se había roto. A diferencia de la rejilla industrial, esta técnica es artesana y el  cosido del enrejado se hace manualmente. Tira a tira. Éste sofá supondría un mínimo de 12 horas.Y aunque, como  en todo lo artesano no se cobra lo que debiere, requiere de un esfuerzo económico mayor que la propuesta del tapicero.




Así que al cliente le gustó la idea de hacerle el invento del tebeo y tapizarla.
Como no queríamos cubrir la madera vista, y la zona rebajada donde se ataba el esterillado no podía resistir un cinchado, se decidió cortar dos maderas y tapizarlas.



Primero sacamos unas plantillas de cartón. Son casi iguales, pero esquadran distinto, ya veremos como engañamos a la raya. Esto lo digo porque al ser diferentes las piezas, si le damos continuidad al dibujo las rayas morirán en zonas distintas, y el ojo eso lo ve muy rápido. Por eso usamos ese término de engañar. Torceremos un pelín las rayas para que a la vista se vea un acabado simétrico.


Y luego el DM cortado.


Y tras ponerle tres centímetros de espuma, las tapizamos...

Hummm...no me gusta. Queda demasiado elevada, demasiado cuadrada....
¡a destapizar....!!!


Así que la espuma la encolamos de esta forma, como ya hemos visto alguna vez, encolando el canto al filo del tablero.
Así conseguimos algo más parecido a un biselado.


Además de un canto muy limpio. Si la tela fuera fina, para cubrir las imperfecciones pondríamos una guata finita, pero en este caso, no hace falta.



Y las volvemos a tapizar...que no se diga.
Rematada con un vivo cosido y posteriormente clavado en la madera.
Aquí vemos como las rayas casan, no de forma milimétrica, pues hay que ir jugando para no torcerlas demasiado, y que el ojo crítico lo vea.



*     *     *     *     *


La observé tras los barrrotes, esperando su reacción, ahora que empezaba a despertar de la anestesia.
Abrió los ojos, desorientada, para descubrir su nuevo colorido, ese acolchado de rayas moradas y lilas, en forma de código binario, de unos y ceros.




Se asomó a la puerta, donde la luz mortecina de la tarde lluviosa la fue despertando, sintiéndose sorprendida de no formar parte de un armario, ni sentir el abrasivo calor del fuego.




Parecía feliz, aún con aptitud extraña frente a ese cambio inesperado, tal vez un tanto dolida porque nadie le había pedido su opinión.



Sólo pasaron unos minutos para verla sonreir, recuperada, emocionada, impaciente. Intentando por su propio pie realizar el camino de vuelta a casa.



PD: Últimamente no puedo contestar a vuestros comentarios. Pero no dejéis de hacerlo. Son la prueba de que hay alguien al otro lado.Y me encanta leerlos. Muchísimas gracias, queridos lectores.


viernes, 15 de noviembre de 2013

La piel, esa materia viva


No sabría decir muy bien porque nos fascina tanto la piel natural. Quizás es que también somos piel. Tal vez esté en nuestros genes. Desde aquel cavernícola, el primer tapicero (probablemente mujer) que las colgó en las cuevas para protegerse del frío o para tener intimidad. Y cubrió con ella su lecho de paja. O el primer sastre (probablemente también) que confeccionó abrigos con que combatir el frio, y poder sobrevivir.
¿Hasta qué punto le debemos nuestra existencia? Quizás es más protagonista de nuestra evolución de lo que nunca hemos pensado.

Pero hoy en día ya no la necesitamos para subsistir. Se ha convertido en un preciado y exclusivo producto, y esto, en manos de la avaricia del hombre se transforma en una caza indiscriminada de algunos animales, asesinados solo por su piel. Por eso rechazo firmemente trabajar con pieles que no provengan de un consumo humano. Ni piel de tigre, ni raya marina, ni serpiente ni...bueno...
Por muy atractivo que sea poder trabajarlas.
Y es que lo que hacemos con los animales, no tiene nombre.

Así que hoy trataremos la piel bovina, que es la más extendida en general y en especial en nuestro oficio.


Aquí la diferencia entre una piel artificial (de hecho esta parejita era de cuero reciclado) y una piel natural.


Por eso, en tapicería los profesionales usamos siempre la pielflor. Es la capa más externa del cuero vacuno. La de mayor calidad, la más tierna y la destinada al tapizado.

Y como dicen que es de bien nacido ser agradecido, entiendo que es un material que hay que trabajar con consciencia, sabiendo que es lo que tenemos entre manos, agradeciendo de alguna forma al animal la oportunidad de trabajar tan apreciada materia. Y disfrutarla.

Admirarla como lo que es. Esa materia viva que tras desprenderse del ser, tras curtirse... aún después de cortarla y manipularla, de transformarse en un objeto, continúa envejeciendo de manera muy digna, a través de los lustros.



Este post no pretende ni puede abarcar el mundo de la piel. Sólo es un guiño, un susurro inexperto emitido en algún pequeño rincón del Mediterráneo.
Así que voy a mostrar un poco mi forma de trabajar, lo cual no significa que los demás lo hagan así. La verdad, lo desconozco.


Dicho esto, y como es costumbre, abrimos las puertas del taller....


La extendemos sobre el tablero, con muy buena luz, para repasarla centímetro a centímetro, buscando pequeños cortes y marcas que en el proceso de corte deberemos evitar en la medida de lo posible.



Para ello los marcamos con una mina para piel, de forma que sea perfectamente visible a la hora de la manipulación. Muchas veces estas pequeñas imperfecciones son tan sutiles que es muy fácil pasarlas inadvertidas.



El fabricante siempre nos venderá que esas marcas son prueba de la autenticidad de la piel. Son el resultado de las agresiones que ha sufrido el animal en vida. Heridas mal curadas, marcas, cortes, enfermedades...


Como digo pueden ser muy sutiles, solo apreciable cuando la luz incide de cierta forma sobre ella.


Por si alguien no lo ve, éste es el reverso.



Y tras hacer unas buenas plantillas de cartón planteamos el puzzle.


Exprimiendo el espacio, salvando las marcas, sacando toda la pericia del buen cortador que pretendemos ser.


Y aprovechando, hasta límites insospechados...


*  *  *

Les presento al piquete.
Y dirán: ¿Y eso qué  es?
¿El tipo que va cerrando fábricas en las huelgas?
¡No!
Pero también es "informativo".

Es nuestro guía en la costura. Muy utilizado en la piel, debido a su dificultad. La elasticidad varía en cada pieza. Y estas marcas nos señalan si vamos bien.
En las fotos no salen, pero esas plantillas acabaron llenas de ellos.



Pueden coincidir entre ellos o señalar una zona determinada donde debe coincidir, como por ejemplo esta costura.




O esta otra.




Mi vieja Adler parece rejuvenecer al coser la piel, suena diferente. Parece haber nacido para eso.
Con su triple arrastre sincronizando, empujando, pidiendo paso, cabalgando sobre el ante.

Y su aguja con punta de lanza, cortando la piel, atravesándola a paso firme. Entrelazando el hilo de la canilla una y otra vez, con la precisión de un reloj.




La máquina de hacer magia construye caminos, une las formas y devuelve a nuestra protagonista al mundo tridimensional.



Y hasta aquí el post de hoy. Últimamente el trabajo no me permite trabajar en el blog. Después de un año con una media de entradas semanales, toca una temporada un poco más suave. Ya me disculparán. Lo primero es ganarse el pan, en tiempos revueltos como los que corren.
Un saludo a tod@s.

Por cierto, vamos a pasar por la fiesta de Nika, creo que llegamos...