Hoy hablamos del cabecero Tenas, que debe su nombre al bonito valle desde el que escribo estas líneas.
Debo decir que al estar ya construido al comenzar esta entrada, no puedo detallar gráficamente el detalle del proceso. Pero como éste precisamente es de uso propio, pues lo he desmontado un poquito.
Se trata de una composición de 6x4. 24 piezas independientes que, al unirlas, provocan este efecto que recuerda tanto a una pastilla de chocolate. Aunque el color también ayuda. Me atrevería a decir que es chocolate negro con un 70% de cacao.
Al pedirle al amigo cortador, después de descontar 1mm de la piel, que me cortara los cuadrados a 23,1333333333 cms, como ya imaginarán, me mandó a pintar monas. Así que tuve que conformarme con un 23,1 pelado. Por suerte el vivo que remata me permite compensar esos casi dos milímetros de obertura que me quedaría en alguna de las juntas.
Eso sí, quedaron perfectamente escuadradas. Y eso sí que es vital para que las uniones casen como dios manda. Y aunque les parezca un pequeño detalle sin importancia, de no ser así resultaría imposible montar todas las piezas con éxito.
Utilizamos una espuma de densidad 30kg/m3 de 3cms de grosor, encolada por el canto al filo del frente de la madera, para no crear gruesos.
La pielflor bovina usada para la ocasión hay que tapizarla sin crear ningún tipo de gruesos en las esquinas.
Llamamos pielflor a la capa más externa del animal, siendo la de más calidad. Segundas y terceras capas se usan para marroquinería y guarnicionería. Bolsos, cinturones, cinchas etc.
Cuando vean un sofá barato en piel, desconfíen. Suelen ser cueros reciclados, y al contrario que la flor, estos se pelan y cortan con mucha facilidad. Y por experiencia propia, puedo decir que el mercado está repleto de estas falsas pieles.
Esto es pielflor.
Después de tapizar el lateral de la base clavamos el vivo justo al filo, dejando sobresalir únicamente la parte del cordón.
Presentamos y collamos con tornillos desde la parte trasera. Primero los paneles exteriores. Y luego los interiores. Si hicimos bien el desarrollo al principio, nos cuadrará todo estupendamente. Si no, tendremos problemas.
Como podrán observar, el efecto conseguido es muy distinto al de los cuadros cosidos.
Y un detalle del perfil.
Por último, le he cambiado el color a la última foto, porque de tanto ver el cabezal, me han entrado unas ganas irresistibles de comer chocolate.
Así que, con este color champagne...digo cava, brindo por ustedes.