lunes, 4 de marzo de 2013

El bosque que no se dejaba tapizar




Hola a tod@s. Este año la nieve ha vuelto a bajar al Mediterráneo, y empieza a ser costumbre últimamente. Esta vez más como el tímido coletazo de un invierno poco severo, pero ha sido suficiente  para poder volver a ver mi entorno forrado de blanco, y volver a sentirme niño, esperando esos copos como agua de mayo, como si fueran un buen presagio, como si su blanco puro pudiera limpiar este mundo, y no solo ocultarlo.


Y es que si observamos la naturaleza podemos encontrar ejemplos de cualquier progreso humano. En realidad, antes que al primer cavernícola se le ocurriera colocar una piel sobre un lecho de hierba, la naturaleza ya tapizaba. Así, sin costuras ni pasamanería, cayó la nieve, dejando un tapizado efímero, que fue desapareciendo en las primeras luces de la tarde.






Esa mañana cogí la Beeper helada, para ir a buscar unos menesteres.





 A la vuelta, el sol empezaba a aparecer atravesando la bruma, y el gélido suelo humeaba por el contraste térmico.





Al pasar junto al bosque  observé un extraño fenómeno. Detuve el coche y me adentré en él.
Y pude comprobar, maravillado, que bajo los árboles seguía nevando, horas después de caer el último copo.

























Las copas ondeaban al viento, y dejaban caer la nieve, y esta caía sobre la tierra, sobre las hojas y la hierba, sobre las piedras, sobre la madera muerta. Formando una orquesta de miles de notas, con vientos y percusión, en una melodía arbitraria pero extrañamente armónica. El bosque estaba bailando, como un ente único, y un sentimiento de alegría me sacudió de arriba a abajo. Y me sentí especialmente vivo.








Y allí me quedé, dejándome mojar bajo el frío, como espectador de lujo de una manifestación de la naturaleza. Escuchando a ese bosque rebelde que no se dejaba tapizar.


10 comentarios:

  1. Que bonito Oscar, ademas realizar fantásticamente tu profesión, eres un relator muy interesante.
    Las fotos muy significativas, pero tu narración las supera.
    Felicidades. Un abrazo

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    1. Agradezco tu comentario Clara, pero mis humildes letras solo son un intento de engancharos a este mundo de telas y rellenos.Para escribir ya estais otros, como tú que lo haces de maravilla.un abrazo.

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  2. Estás hecho un poeta Oscar. Muy bien contada tu experiencia

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    1. Bueno, la poesía está en todas partes, y la tapicería está cargada de ella, si se mira con el prisma adecuado.un saludo Armando.

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  3. Oscar, coincido con tus comentaristas..., y conozco esa sensación, ese momento mágico que solo contemplan tus ojos y que conmueven tus sentimientos. Despues tienes que escribirlo, tienes que mostrarlo al mundo...., como has hecho tan bellamente.

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    1. Pedro ya imagino que has tenido esa sensación muchas veces.Aunque es difícil de explicarlo porque es un estado de conciencia, un sentimiento de armonía.No estoy muy seguro de haberlo trasmitido bien, aunque a buen entendedor, sobran palabras.un saludo.

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  4. Un reportaje para un 10. Es curioso que sepas escribirlo en tal manera, que los que lo leamos tenemos sensación de estar allí.

    Un saludo

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    1. Que bien que te haya transportado Dana.Ese era mi propósito.Aunque el aporte gráfico seguro que ha ayudado.Un saludo.

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  5. Enhorabuena por la puesta en escena, yo hace días que no veo un copo :(
    Bonita entrada Oscar ;)
    Un saludo.

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  6. Esto es lo más parecido a lo que dices tú de forrar el mundo eh?jeje
    un saludo Tapestry.

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