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martes, 26 de noviembre de 2013

De la rejilla al tapizado II



Ahí estaba, inmóvil, herida, temblorosa. Mirando hacia dentro, más allá de esas puertas azules. Parecía que iba a arrancar a llorar, consciente de su inquietante destino.
Supongo que no entendía muy bien el porque de esa situación. La razón de que hubiera sido abandonada frente a aquel lugar lleno de muebles rotos, desmembrados. Quizás era el fin, tal vez aquel desgüace acabase por convertirla en un tablero de aglomerado. O fuese pasto de las llamas, avivando un fuego del ya inminente invierno.
Ella que siempre había sido fiel, sumisa, callada. Nunca puso malas caras, ante las barbaridades de los pequeños de la casa. Nunca negó el descanso del invitado, refugiada en aquel recibidor, junto a la escalera de lo que sentía su propia casa. Habían pasado muchos años desde que aquella mujer la miró a los ojos, y tras esbozar una tierna sonrisa exclamó: ¡Me la llevo!
Sí, mucho tiempo pero aún podía recordar con claridad a la pequeña Clara sentada en su regazo calzándose las botas los días de lluvia. Y al abuelo Matías, que siempre descansaba unos minutos cuando regresaba del paseo. Un día de verano estuvo cerca de una hora. Luego desapareció por esas escaleras. Nunca más lo volvió a ver.

Salí a la calle, a paso lento y me planté frente a ella al tiempo que me inclinaba levemente y la cogía en brazos.
-Vaaamos...que no nos comemos a nadie. ¡Te vamos a poner bien guapa!
Y entramos al taller, como una pareja de recién casados en su luna de miel.


*     *     *     *     *

El esterillado francés ya se había roto. A diferencia de la rejilla industrial, esta técnica es artesana y el  cosido del enrejado se hace manualmente. Tira a tira. Éste sofá supondría un mínimo de 12 horas.Y aunque, como  en todo lo artesano no se cobra lo que debiere, requiere de un esfuerzo económico mayor que la propuesta del tapicero.




Así que al cliente le gustó la idea de hacerle el invento del tebeo y tapizarla.
Como no queríamos cubrir la madera vista, y la zona rebajada donde se ataba el esterillado no podía resistir un cinchado, se decidió cortar dos maderas y tapizarlas.



Primero sacamos unas plantillas de cartón. Son casi iguales, pero esquadran distinto, ya veremos como engañamos a la raya. Esto lo digo porque al ser diferentes las piezas, si le damos continuidad al dibujo las rayas morirán en zonas distintas, y el ojo eso lo ve muy rápido. Por eso usamos ese término de engañar. Torceremos un pelín las rayas para que a la vista se vea un acabado simétrico.


Y luego el DM cortado.


Y tras ponerle tres centímetros de espuma, las tapizamos...

Hummm...no me gusta. Queda demasiado elevada, demasiado cuadrada....
¡a destapizar....!!!


Así que la espuma la encolamos de esta forma, como ya hemos visto alguna vez, encolando el canto al filo del tablero.
Así conseguimos algo más parecido a un biselado.


Además de un canto muy limpio. Si la tela fuera fina, para cubrir las imperfecciones pondríamos una guata finita, pero en este caso, no hace falta.



Y las volvemos a tapizar...que no se diga.
Rematada con un vivo cosido y posteriormente clavado en la madera.
Aquí vemos como las rayas casan, no de forma milimétrica, pues hay que ir jugando para no torcerlas demasiado, y que el ojo crítico lo vea.



*     *     *     *     *


La observé tras los barrrotes, esperando su reacción, ahora que empezaba a despertar de la anestesia.
Abrió los ojos, desorientada, para descubrir su nuevo colorido, ese acolchado de rayas moradas y lilas, en forma de código binario, de unos y ceros.




Se asomó a la puerta, donde la luz mortecina de la tarde lluviosa la fue despertando, sintiéndose sorprendida de no formar parte de un armario, ni sentir el abrasivo calor del fuego.




Parecía feliz, aún con aptitud extraña frente a ese cambio inesperado, tal vez un tanto dolida porque nadie le había pedido su opinión.



Sólo pasaron unos minutos para verla sonreir, recuperada, emocionada, impaciente. Intentando por su propio pie realizar el camino de vuelta a casa.



PD: Últimamente no puedo contestar a vuestros comentarios. Pero no dejéis de hacerlo. Son la prueba de que hay alguien al otro lado.Y me encanta leerlos. Muchísimas gracias, queridos lectores.


domingo, 22 de septiembre de 2013

El tresillo de algodón


En esta ocasión mostramos un antiguo tresillo, de aspecto valiente y corte elegante. Así llegó, trabajado aún a la vieja usanza, con todas las piezas cosidas a mano, clavado a gabarrotes, perfilado con tachas, con sus indestructibles muelles helicoidales en el asiento y los brazos, y rellenos de arpillera y crin.





*     *     *     *     *


Las patas también necesitaban un nuevo traje.
Hicimos tratamiento para la carcoma, lijado, tintado, barnizado...lo típico.






 *     *     *     *     *

Los asientos se cosen a mano para que al sentarse, cuando bajen los muelles, le acompañe la tela.




La tela es una delicia 100% algodón de Tapicerías Gancedo. Con un dibujo con relieve, como un gofrado. Y en un crudo que la hace más natural, más fresca, más liviana.



-¿Te he dicho que eres una preciosidad?-le susurré.
Ella calló, y se arrugó coquetamente, ruborizada...
-Eres como una nube...una nube de algodón...

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viernes, 5 de julio de 2013

Convirtiendo unas sillas "hand made"





Hola a tod@s. Esta entrada la titulé: Destrozando unas sillas hand made, pero visto el resultado, quizás no sea la mejor definición. Pero es lo que me vino a la cabeza al mirarlas y pensar que había que tapizarlas.
El cliente encontraba incómodos los barrotes del respaldo, así como muy dura la sentada y decidió mullirlas en piel natural. Eso permitió dignificar el cambio y obtener un resultado que, gustos y opiniones aparte, podemos calificar de óptimo.



En los bajos encontramos una placa con certificado artesano. Pensé que eran inglesas. 
Pero sorpresa... son de Badalona (Barcelona).





Así que le pusimos un cómodo relleno...


... con diferentes capas de espuma.


En el respaldo  colocamos un cartón para tener una base...



... y otro tapizado para cubrir el contra.


Éste es el resultado. Siguen siendo elegantes, orgánicas, y por supuesto "hand made".









sábado, 22 de junio de 2013

Una rinconera Stella


Hola a tod@s.
Hoy vengo a mostrarles a nuestra humilde y eficiente Stella en formato rinconera, con unas medidas de 2,90 x 1,80 metros, con un solo brazo y el respaldo más alto. La altura de la caja del asiento también se adaptó al cliente. Todas estas variaciones le permiten tener un sofá adaptado a su estancia, y lo que es más importante, a las medidas de su cuerpo. Porque hay un sofá para cada persona, y éste es el suyo.




Aparte de las plantillas individuales tengo ésta que dibuja el perfil del sofá a escala 1:1
Esto me permite visualizarlo y, metro en mano, ir tomando medidas para sacar las plantillas que necesitan las variaciones.



Como por ejemplo las de los cojines del respaldo, con una nueva anchura y más altura, muy a pesar de la estética. Todos son de la misma medida, a excepción de los del rincón, que van ingletados.





 El armazón o esqueleto lo construyó mi fiel carpintero, León. Se hizo en dos piezas, un módulo con brazo y otro "manco" unido de una pieza al rincón. Costillas cada 45 centímetros para evitar hundimientos en el futuro, y todo debidamente encolado para conseguir una construcción sólida que perdure en los años.





Lo cinchamos y lo forramos con espuma de 1 cm de 25kg, y una galca en el asiento, para que ejerza fuerza bajo las rodillas.


Y aquí la funda colocada, a punto para tapizar.




Las patas también son artesanales, barnizadas al natural, a juego con los marcos de las puertas.




Para los rellenos usamos en los asientos espuma de 30 kg haciendo un bocadillo, como ya expliqué aquí, y respaldos rellenos de fibras de napa (airfiber). Los cojines son a doble cara, pudiendo voltearlos y prolongar la vida del tapizado.

Y así quedó, lista para sustituir el espacio que ocupaban un sofá y un sillón, optimizando una salita de apenas 15m2, y dando cabida al doble de personas sin cubrir una sola baldosa más.
Sencilla, sí, pero fiable, duradera, sostenible y lo más elemental, terriblemente cómoda.




miércoles, 20 de marzo de 2013

El diván de Freud.

Hola. Ya me disculparán el populismo del título, pero esta pieza de principios de siglo como mínimo fue contemporánea a Sigmund Freud. Y quien sabe si testigo de alguna experimentación del psicoanálisis. Su actual dueña se dedica a la psicología, aunque ella es portuguesa. Así que parece que los primeros indicios no apuntan hacia mi teoría.
                    

Aunque si así fuera no le quitaría ni un ápice de elegancia ni belleza a este mueble, que dignificó el taller por unos días.







Al destapizarla descubrí la madera, y me recordó a esas sillas centenarias. Y pensé: Esto tiene más años que el chupete de la abuela. Ya veremos que nos encontramos...


Encolamos las patas y las maderas interiores rotas, y le aplicamos reparador al barnizado. Esto simplemente es un detalle, como cuando llevas el coche al mecánico y te lo devuelve aspirado.




Como me temía la arpillera estaba rota, deshecha, y quedaba muy poco para que la crin empezara a caer, muelles abajo. De hecho ya estaba ocurriendo. El atado superior necesitaba unos arreglos.
No había más remedio que intervenir, con una operación a muelle abierto.



Se cinchó con yute con su consecuente atado de muelles y se sustituyeron las cuerdas rotas o en mal estado.


El respaldo hubo que reconstruirlo entero.



Sobre la nueva arpillera se vuelve a colocar la coca, se ata el burlete, y abrimos la crin para que vuelva a quedar esponjosa.





En los acabados cambiamos el galón por un vivo, y la costura en la esquina por unos pliegues de corbata, que a mi entender le dan un valor añadido, un toque de distinción, como un detalle elegante que la hace más encantadora, si cabe.





Y tras regresarla a casa, la volvimos a colocar sobre el suelo blanco. María se sentó.

-¡Madre mía, qué diferencia!-espetó mientras rebotaba una y otra vez sobre los muelles recuperados.
-Y pensar que los querías cambiar por espuma...
-Tras exhalar aire con un ademán de alivio, ella sonrió....