martes, 25 de diciembre de 2012

Ya ha llegado, pero no es Papá Noel

Feliz Navidad a todos.

Ya lo tenemos aquí. Ha llegado en nochebuena. Va vestido de terciopelo rojo. 

Pero no es Papá Noel. 


No trae regalos.

Nadie lo estaba esperando.

 Pero nosotros sí.

Es la primera pieza de un nuevo proyecto de creaciones.

Una especial versión de un icono del mueble tapizado.


 


 Nuestro pequeño Diablo ya ha llegado.

Esperando una buena sesión fotográfica para presentarlo en sociedad.




 

To be continued...







lunes, 24 de diciembre de 2012

Música para tu salón VI: Especial Navidad

Esta noche es nochebuena, así que toca villancicos.


La voz privilegiada de Mariah saca la bota Carey nos trae éste All i want for christmas is you. 
Mucha atención a "las coristas", no se las pierdan.




Seguimos con algo más nuestro, sin Santas ni Claus. El gran Camarón pone a la virgen a cocinar, en el patio, al fresquito, y en buena compañía. Siempre es un placer escuchar al gitano que conquistó al mundo.


La virgen hizo una sopa. Una sopa de camarón.






Y si todo esto de los villancicos y la Navidad no les va mucho, les invito a bailar un poco, con 
I don't feel like dancin', de los Scissors Sisters.




Felices fiestas a tod@s.













viernes, 21 de diciembre de 2012

Música para tu salón V: Especial fin del mundo

Hola a tod@s. Escribo esto hoy porque no sé si mañana podré.
Lo digo porque estaré muy atareado, no por otra cosa.

Cierto es que para acabar con el mundo no hacen falta meteoritos, terremotos ni tormentas solares. El hombre se basta él solito para cualquier menester destructivo.
Hemos desertizado los bosques, contaminado los océanos. Hemos hecho desaparecer cientos de especies. Alterando ecosistemas, infestando el aire, secando los ríos.
Hemos usado los recursos naturales del futuro. Y esa inconsciencia egoísta, tiene un precio.
Cuando uno mira a su alrededor, más allá de su campo visual no ve más que hambre, guerras, dolor, muerte... ¿acaso alguien duda que estamos viviendo el fin del mundo?


El genio de Michael Jackson era un alma pura en un mundo podrido. Y nos lo dijo muchas veces.
¿Qué estamos haciendo?









Otro genio, quizás de una dimensión menor es Matthew  Bellamy, líder de Muse, y en Apocalipsy Please le pide a "alguien" que nos eche un cable, que nos ayude a provocar un cambio radical a todos, para revertir la situación. Porque como él dice, éste es el fin del mundo.









En definitiva, lo que acaba es el calendario  maya, que por alguna razón, coincide con un fin de ciclo real. El que estamos viviendo. El fin  del mundo tal y como lo conocemos. En nuestras manos está que el reset necesario nos lleve a un lugar mejor. Sin capitalismo, donde gobierne el bien común y los humanos sepan compartir, respetar y amar. Un mundo sin guerras, sin hambre. Sin codicia.
Y no creo que esto sea utópico, sé que es posible.
Pero hace falta oír ese "click", ahí arriba, en nuestras cabecitas.





¿Cómo es posible que algo tan bello pueda albergar tanto dolor?


Feliz principio del mundo.

















domingo, 16 de diciembre de 2012

Un mando de avioneta en piel

Hola a tod@s.

Este es un mando para un simulador de vuelo, del que ya he hablado en Cartones tapizados.





Estos mandos son metálicos, y resultan muy fríos. Así que el cliente pidió tapizarlos.
Era un trabajo que nunca había hecho, y no estaba seguro de salir airoso. Esas aletas donde apoyar los pulgares me tenían preocupado, como los ángulos y las curvas de distinta índole.





Y es que el miedo a lo desconocido es intrínseco en nosotros. Pero el valor de dar el paso nos permite abandonar la especulación, y afrontar la realidad. Que aunque no sea un camino de rosas, nos suele demostrar que quizás nos preocupamos demasiado, y que todo es más sencillo de lo que parece.

Así, con paciencia y buena cola, fui cubriendo el frío y duro metal con la mágica piel, que se adaptó de maravilla, sin rechistar. Quizás echaba de menos un esqueleto, un cuerpo donde asentarse.





Una cuchilla y un martillo acabaron de rematar el tapizado del mando, dándole un aspecto natural, como si se tratase de un extraño animal. Con esos cuernos para dominar con las manos, piel con piel, a un imaginario dragón volador.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Música para tu salón IV: Vángelis. Love Theme

En esta sección de sugerencias sonoras no podía faltar la presencia de un artista que es capaz de ponerle música al cosmos.

Evángelos Odiseas Papathanassiou... Vángelis, para los amigos, tiene la virtud de expandir la mente y el alma de aquellos que se dejan seducir por su sonido, envolvente y preciosista.

Entre su extensa discografía se encuentran las bandas sonoras de Carros de fuego, Blade Runner, 1492: La conquista del paraíso, o la serie Cosmos de Carl Sagan. O el tema de Informe Semanal, ¿recuerdan?. Canción incluida también en Blade Runner, que no sería esa fantástica película sin el aporte de su BSO.


Pero hoy toca una canción de amor. Una de las más bellas que he escuchado nunca.

Love theme es delicada y a la vez desgarradora.




Encienda su amplificador, deje calentar sus válvulas, recóstese en su sofá, apague las luces... y déjese llevar por el universo Vángelis.

Que la disfruten.





De la rejilla al tapizado

Crucé la Plaça de la Vila de Martorell, como siempre, alzando la vista en sus fachadas, mientras pisaba el adoquinado que cubre un punto neurálgico, que recuerda tiempos pasados de una localidad que ya formó parte de la Via Augusta de la Barcino romana.
 Llegué a una puerta acristalada, de grandes dimensiones, y piqué al timbre.
Un señor mayor bajó a abrirme, y me invitó a pasar.
-Ara baixa la mestressa-me dijo con voz cansada, pero firme.

Era un espacioso rellano vestido de piedra, con una ancha escalera que se perdía en el primer piso.
Olía a casa antigua, terriblemente fresca, aunque el verano ya derretía las calles durante el día.
Era un olor muy semblante al que recuerdo en mi infancia, en casa de mis bisabuelos, en el pueblo de Begues. Es de esas fragancias que se conservan en la memoria, y que aún hoy puedo sentirlas, y al volver a encontrarlas abren la caja de los recuerdos de las sensaciones de cuando uno aún era un pequeño mocoso que no sabía nada de este mundo.

El rellano estaba completamente vacío, y sus paredes desnudas. Solo había cuatro sillas, alineadas en un costado, que parecían estar esperándome.

Al cabo de unos minutos apareció al final de la escalera una anciana, que con lentos movimientos parecía querer afrontar esos antiguos y desiguales peldaños. Después de saludarme, bajó lentamente los escalones.

Al llegar al último, levantó la cabeza, y a pesar del cansancio, me dedicó una tierna sonrisa, mientras su brazo izquierdo se abría, y su mano abierta me mostraba ese único rincón amueblado.

-Estas sillas tienen más años que yo...-me dijo, mientras cortaba la frase sin desvelar su edad.
-Bueno, eso es que son buenas, y además muy bonitas-le contesté, mientras le devolvía la sonrisa.
-Sí que lo son, aunque la rejilla ya está rota. Nosotros estamos muy mayores, y habíamos pensado que quizás se podrían tapizar, porque nos resultan ya muy duras.
-Sí, claro que se puede-le contesté.
El hombre irrumpió en la conversación, con ímpetu, como si tuviera una pregunta guardada.
-Pero la espuma será buena, ¿no? que no se chafe.
-No se preocupe, le pondré una espuma de calidad-le dije.Aunque siempre la pongo, pero era para que se quedara más tranquilo.
-Que tardará mucho, joven?-volvió a incurrir ella.
No, las tendré listas en un par de días.
-Ah, que rápido.
Así, cogí las sillas y salí a la calle, para cargarlas en la furgoneta.
 -Adéu siau, noi!-gritaron los dos, mientras esperaban en el umbral de la puerta a que mi Beeper y yo desapareciéramos por el final de la calle.




Ya en el taller, las cinché, le coloqué espumas de 30 kilos de densidad, y una espumita de 1 cm para suavizar el perfil. Las tapicé en la polipiel elegida y terminé con galón. Dejé la madera vista en el frontal y el lateral, porque entiendo que si los hubiera forrado, las sillas habrían quedado extrañas, y el extenso tapizado habría hecho perder sutileza a estas pequeñas ancianas.



sábado, 1 de diciembre de 2012

Unas sillas centenarias


Hola a todos. Hoy quiero mostrarles esta pareja de sillas, como únicas supervivientes, que han acabado vistiendo un dormitorio, usadas como descalzadoras. La cliente se presentó con ellas en el taller, tras comprobar como habían quedado las que le habíamos tapizado a su amiga. Y es que para acudir a un tapicero es aconsejable tener referencias, pues no todos trabajan de la misma forma. De hecho habría que ramificar la denominación del oficio en dos grupos. Pero bueno, no es mi intención hoy la de abordar el malhacer infiltrado  en la tapicería.
Como iba diciendo, la señora, de trato amable y voz suave, me contó que estas sillas tenían más de cien años. Yo las miré con escepticismo, y ella me reafirmó que eran de su bisabuela.
Y es que no aparentan ser unas ancianas tan lóngevas. A veces la información de la família puede ser errónea, y a lo mejor estas sillas eran de la abuela pero son otras que adquirió posteriormente. Lo digo porque a veces he detectado ese error. 




Al quitar la tela nos encontramos con este algodón con motivos infantiles.


Así como vamos retirando rellenos, hacemos un viaje atrás en el tiempo, como un arqueólogo que retira la tierra que esconde los secretos del pasado.
Al llegar a la crin, encontramos el primer indicio de que esta silla tiene muchísimos años.



 
 


Debajo aparece otra crin más oscura.


  

Descubrimos un precioso burlete que sugiere a un artesano que trabajaba con gusto y destreza.





Y empezamos la reconstrucción, empezando por asegurar el burlete, que como ya habrán apreciado por el estado de la arpillera, no es el original.




Mientras la trabajamos, ahondamos en los detalles, observando las reparaciones que ha sufrido a lo largo de los años, el atado de los muelles, los listones añadidos...

Nuestro viaje temporal termina en el elemento más antiguo de esta silla. La madera castigada por los gavarrotes, cuarteada por el tiempo, contrasta con la añadida posteriormente, como si fueran las capas de sedimento del perfil de una roca.




Y es que los muebles hablan, cuentan historias. Han sobrevivido a guerras, han sido testigos de grandes y tristes momentos. Han visto perecer a sus dueños varias veces, han sufrido inviernos crudos y veranos infernales.
Y ahí permanecen, silenciosas. Nadie las mira a la cara, siempre se les da la espalda. Pero ellas siguen ahí, fiel al hombre.
Si las observamos al detalle, si las escuchamos, podrían contarnos cientos de historias...



                                 


Contiene heridas mal curadas, que han quedado marcadas, como si fuera piel. Y es que ambas son materiales vivos, aún después de arrancarlas de su estado natural. Nos preguntamos como ocurrieron, si forman parte de una historia, de un relato que quedó en el olvido, del que solo quedan algunas roturas, golpes y marcas grabadas en  la madera.















Algunos agujeros sí que sabemos a ciencia cierta a que son debidos. Algunas de las muchas manos que han trabajado en esta silla, han clavado los gavarrotes más allá de la frontera establecida entre la madera cruda y el barnizado. Por suerte, el galón de pasamanería nos permite engañar ese perfil y esconderlos.





Y aunque no podamos restaurar esa madera, lo mínimo que podemos hacer por ella es limpiarla bien y aplicar un poco de reparador, para disimular los arañazos y darle un poco más de brillo.




Y vestirlas de nuevo...



 ...de verde esperanza, con la pasamanería al tono.



Y ya las tenemos, rejuvenecidas, por enésima vez. Aunque ya solo tengan que soportar el peso de la ropa durante la noche.