lunes, 28 de enero de 2013

Un butacón con solera

La mañana de  Junio prometía un día esplendoroso. El sol radiante se alzaba, poco a poco, invitando al optimismo, solo mermado por los peajes que tienes que pagar si subes por la costa desde Mataró.
Llegamos a Lloret de mar, tristemente famosa por el turismo juvenil europeo de "low cost". Pero que a nadie se le olvide que ahí empieza la Costa Brava, esa infinidad de calas que recorren el litoral,  llegando más allá de Cadaqués, hasta Portbou. Donde las pinedas bajan a bañarse al Mediterráneo, soportando la fuerte Tramuntana, en una salvaje comunión. Y las aguas cristalinas descubren los numerosos bancos de peces que exploran el fondo de la costa, rocoso y rico en vegetación.




-Tiene que ser por aquí.-afirmé, mientras tumbaba la rotonda por segunda vez.
Al salir de ella, un grito me hizo frenar en seco.
-¡Eeehhh...!
Asomé la cabeza por la ventanilla, buscando en lo alto esa voz. Eran Maite y Ramón, que nos hacían señales, asomados desde una terraza. Una gaviota volaba sobre sus cabezas, en dirección al mar.
-Aparca aquí debajo, que no pasa nada...




Subimos al apartamento, y tras la visita de cortesía entramos al dormitorio.




-Aquí lo tengo- dijo Maite.
-¡Mmmhh...! ¿Éste es el sillón que querías tapizar? Me alegro de haber venido.
-Hombre, es bueno...- confirmó.
-¡Bueno? Sí, claro...-contesté, mientras ganaba tiempo para escudriñar la pieza.











Me acerqué, con prudencia, a un mueble que parecía estar desafiándome, que erguía del piso de madera, sólido, elegante, con un tono chulesco. Las patas delanteras parecían los pies de una bailarina, que de puntillas, pretendía crecer.

Activé el zoom, cual Sherlock Holmes, pero sin lupa.




Todo el vivo y los contras estaban cosidos a mano, incluso los brazos con las orejas. Los rellenos mantenían su firmeza,  el armazón se intuía sólido, de una pieza. Muelles en el asiento y en el respaldo, todo perfectamente casado con las rayas de un bonito azul...
Seguidamente lo caté, y pude comprobar lo que ya sabía, que era comodísimo.
Así, con la firmeza de un rey en su trono, dictaminé:

-¡Esto es un butacón con solera!


Me puse manos a la obra, a tomar medidas para saber el metraje exacto que necesitamos de tela.

Esto se hace midiendo pieza por pieza, para luego trasladarlas mentalmente a un presunto rollo de tela y poder sacar los metros lineales. Las rayas conllevan un desperdicio, al tener que casarlas. Esa merma varía según la anchura. En este caso es un veinte por ciento. En liso se llevaría cinco metros, pero  necesitamos seis.

Al terminar salí a la terraza, donde los catálogos de telas ya tapizaban toda la mesa, con el vocerío creciente de todos los que habíamos sido invitados a comer aquel día.
La elección de la ropa cuando hay mucha gente puede ser muy divertida, a la vez que caótica. Y ahí entra el tapicero para poner orden.

-Maite, yo, para hacerte precio de familia, te pongo la tela a precio de coste, ¿ vale?.
-No, no! Tú me cobras lo que me que tengas que cobrar.-respondió.
-No, lo hacemos así, pero...-titubeé mientras retiraba muestrarios con ímpetu.- estos ni mirarlos.
-No esperaba encontrarme con este sillón, si no, hubiese traído algo más- le dije en tono de disculpa mientras le dejaba dos únicas perchas sobre la mesa de teca. Un rayón y un terciopelo.

-Haz el esfuerzo y vístelo con una buena tela. No te arrepentirás.
Ella cogió las muestras, se levantó y desapareció en dirección al dormitorio.

-Bueno, vamos a ver esa calita de la que nos habéis hablado, ¿no?- le pregunté a Ramón.
-¡Hombre, y tanto! Tengo gafas de buceo para todos.

Las muestras volvieron a caer sobre la mesa, con una de ellas marcada con un imperdible.

-Quiero ésta.


Un trabajo aparentemente sencillo llevó más horas de las esperadas. Los firmes rellenos de crin, la tela rígida y el estar sometido a la raya, obligaron a tener que hilar muy fino. Sobretodo en esa unión de respaldo, brazo y oreja.
Estaba tan lleno que apenas había espacio para los entretelajes, incluso carecía de ellos en algunas zonas. Podemos decir que es un macizorro, en un modo literal.
Al final no me pude escapar y tuve que cerrar a mano el cosido, tal y como estaba en su origen.




Mientras, él se mofaba, con sonrisa pícara, complaciente de haberme hecho pasar por el aro.



Y lo convertimos, del azul del mar al dorado del sol. Para devolverlo a Lloret, y de paso darse otro chapuzón.





Aunque bien podría ocupar un rincón en la mejor de las casas. Un saludo.








lunes, 21 de enero de 2013

El verano de los perros flacos








Hola a tod@s.Ya tenemos aquí el libro de Pedro Bonache Melia, "El verano de los perros flacos".
Pedro es el autor del blog Esqueletaje y tapicería, una mirada personal al mundo de los tapiceros, desde el prisma de un ebanista esqueletero en la ciudad de Valencia. Un blog cargado de poesía y narrativa, historias humanas y los trabajos de un artista de la madera, contados con el entusiasmo de alguien que ama lo que hace. Una gran labor para dignificar el oficio.

En su otro blog, "Entre pedales, homos, ciervas y mamuts", nos cuenta su amor por la naturaleza con sus experiencias pedaleando su bicipalo por los montes valencianos, mientras nos habla de amaneceres, de los pájaros, de las huellas en el camino... siempre acompañado por sus queridos galgos, protagonistas del libro que les vengo a mostrar. Pedro se sumerge en los detalles, como buen observador, y nos invita a conocer mundos que nos hubiesen pasado inadvertidos.

Así que invito a los aficionados a la lectura a darle una oportunidad a esta novela, que a buen seguro no les defraudará. Además, no tienen excusa, ya que la pueden descargar de forma GRATUITA aquí.

Feliz lectura.




lunes, 14 de enero de 2013

El sofalito encapitonado en Damasco




Hola a todos.

Hoy les muestro este pequeño sofá de madera vista, de esos que se suelen ver en los dormitorios a modo de descalzadora.

Una vez más el cliente restaura el mueble por una razón sentimental. En este caso es de la abuela. Formaba parte de un tresillo con sus dos silloncitos, que deben estar repartidos por la familia.




Las espumas estaban en muy mal estado, así que hubo que reponerlas todas. El respaldo para el capitoné precisa de densidad, para que sea la espuma la que domestique a la tela, y no al revés.





Se eligió este Damasco de Ross Fabrics. Una tela inglesa de origen Sirio.





Esto es un capitoné real, sin costuras escondidas. Un solo paño, cuerdas y agujas. Esa técnica de altos vuelos de la que Tapestry ha decidido sacar a la luz sus secretos y  entresijos...








Y aquí la dejamos, vestida de gala para devolverla a su dormitorio y presidir la pared, bajo la ventana. 
Con su rojo pasión. Por muchos años más.

































jueves, 10 de enero de 2013

Acabados: Dientes de perro



Hola de nuevo. Estrenamos nueva sección. Un espacio que pretende mostrar como se terminan los trabajos tapizados.
Aquí hablaremos de los cosidos, el vivo, la inglesa, el entachado, la pasamanería...

Empezamos con el menos conocido. Quizás porque sea el sistema más moderno. Aunque tenga..que se yo...15 o 20 años. No lo sé.

El nombre científico de este invento es también para mí desconocido. Las venden como tiraslip, chapas, tiras de latón, o grapas de no se qué...en definitiva, que las puede llamar uno como le apetezca.

Tapicerías Castillo está formada principalmente por nueve hermanos, y como son muy cachondos ellos, bautizaron a estas grapas en tira como dientes de perro. Nombre bastante adecuado, pues aparte de ser como dentaduras con punzantes colmillos, las primeras veces que uno las trabaja  acaba con los dedos como si hubiera intentado hacer pan con la corona de Cristo. Estos perros no ladran, pero muerden...







Pero bueno, como la sangre nunca llega al río, es cuestión de práctica para domar a esas fieras y mantener nuestras yemas a salvo.

Con este acabado obtenemos un resultado similar al de una inglesa, con la diferencia que podemos hacer curvas y formas prácticamente a nuestro antojo. También nos permite sustituir un cosido a mano.



La tira la colocamos marcando el perfil que queremos crear.

 De esta forma, grapando dentro del agujerito.





Remetemos la tela...
 


... y cerramos la grapa




Esta habitación del hotel Peralada no está pintada, está tapizada. Y el arco acabado con los dientes.
Lamento no tener fotos de las suites, que iban en Toule de Jouy.





Este respaldo de silla es un ejemplo de como podemos terminar con curva.








También se puede combinar con un vivo suelto. Es una buena alternativa a la hora de rematar un contra (parte trasera del respaldo, o exterior de los brazos)ya que la técnica clásica es con el vivo cosido, y precisa hacer una plantilla exacta de la superficie a cubrir. Y por supuesto, hay que calcular la elasticidad y dirección del hilo para que tense bien la tela. Estos colmillos metálicos aligeran el trabajo, sobretodo cuando hay que casar una raya o un cuadro. Nos dan margen para trabajar y el acabado es inclusive mejor, si cabe.


En resumen, un buen invento que se presta a la imaginación de cada uno. 
Un todoterreno que se adapta a todo tipo de curvas imposibles.

miércoles, 2 de enero de 2013

Renovando un sofá italiano

Hola a tod@s. Tengo un sofá italiano que es buenísimo! Vamos, es la ostia! Este lo compré en Milán...Me costó un riñón...Claro, es que es italiano...
Esto lo he escuchado bastantes veces. Demasiadas para mí. No voy a negar que hay buenos sofás italianos. El de hoy es un ejemplo. Pero cuando lo escucho, algo se revuelve en mis tripas, que me hace encolerizar.
Porque resulta que aquí también se hacen buenos sofás. Solo en la provincia de Barcelona podría nombrarles a unos cuantos que compiten en ese mercado elitista. Pero además, existen los pequeños talleres donde hacen por encargo unas piezas artesanas de alta calidad.
Y encima a un precio menor.
Y siendo un precio justo.
Y ya para descojone del personal les diré que yo he hecho sofás aquí que se acababan vendiendo como italianos.

Pero nosotros nunca nos hemos sabido vender. No se han hecho gremios o sociedades para crear una marca. Una marca territorial. Una denominación de origen, vamos. Algo que puedas decir: Esto es un sofá español. Canela fina, nene. Jabugo, jabugo...Los ingleses tienen un gremio de "upholsters" desde que el oficio es tal. Aquí no. Aquí siempre nos han colocado en "corcho y madera", por ponernos en algún lado. ¡Pero es que los tapiceros no tenemos ni epígrafe en Hacienda!. Así cualquiera monta un gremio...un gremio de apestados.

Ahora que me he quedado más a gustito les vengo a presentar la pieza de hoy, como siempre con la intención de mostrar ejemplos tapizados, y ahondar un poco en los detalles para que aquel que esté interesado comprenda un poco más este oficio y lo que conlleva su trabajo.
Tales ejemplos son solo los que pasan por mis manos, y a mi juicio merecen un post. A veces no serán magníficos muebles, pero siempre tienen una particularidad que creo interesante de mostrar. Todas las entradas son complementarias, e intentan aportar un detalle de como se ha hecho, o porque se ha hecho así. Y tengan en cuenta que todo lo que puedan leer en este blog es solo mi perspectiva , mi visión personal y profesional del oficio. Soy demasiado joven para ser maestro de nadie. Además, esto no es una ciencia cierta, es tapicería.




El susodicho en cuestión  estaba tapizado en piel. De la buena. Pero ya había librado mil batallas con niños cabalgando sobre él. Aunque, como siempre, había aguantado estoicamente el abuso humano.

Este Nicoletti "auténtico", la verdad es que me ha gustado. Es sencillo, pero impone. Y esa combinación con riñonera y cabezal, funciona de maravilla. Cómodo, cómodo...





Los cojines del asiento estaban tapizados en un marco de madera, que a su vez iba collado a la base. Tuvimos que cambiar el sistema para conseguir unos cojines sueltos que permitan el lavado a máquina. Los respaldos ahora son reversibles, pudiendo darles la vuelta para su mayor uso. Y esconder cualquier accidente como una mancha imborrable o una quemada. Los asientos tienen forma y oreja, y no es posible hacerlo.



Unas fundas protegerán los brazos, que es la única zona con riesgo de mancharse que es fija.
De hecho es quizás la  que más se mancha.







Los bolsillos en los respaldos son para el cabezal. Pero como solo hay uno, los del resto de plazas siempre se pueden usar de "revistero oculto".






En definitiva, un sofá respetable que ya nos gustaría disfrutarlo a más de uno.
Sobretodo ahora, que es medio español.