miércoles, 20 de marzo de 2013

El diván de Freud.

Hola. Ya me disculparán el populismo del título, pero esta pieza de principios de siglo como mínimo fue contemporánea a Sigmund Freud. Y quien sabe si testigo de alguna experimentación del psicoanálisis. Su actual dueña se dedica a la psicología, aunque ella es portuguesa. Así que parece que los primeros indicios no apuntan hacia mi teoría.
                    

Aunque si así fuera no le quitaría ni un ápice de elegancia ni belleza a este mueble, que dignificó el taller por unos días.







Al destapizarla descubrí la madera, y me recordó a esas sillas centenarias. Y pensé: Esto tiene más años que el chupete de la abuela. Ya veremos que nos encontramos...


Encolamos las patas y las maderas interiores rotas, y le aplicamos reparador al barnizado. Esto simplemente es un detalle, como cuando llevas el coche al mecánico y te lo devuelve aspirado.




Como me temía la arpillera estaba rota, deshecha, y quedaba muy poco para que la crin empezara a caer, muelles abajo. De hecho ya estaba ocurriendo. El atado superior necesitaba unos arreglos.
No había más remedio que intervenir, con una operación a muelle abierto.



Se cinchó con yute con su consecuente atado de muelles y se sustituyeron las cuerdas rotas o en mal estado.


El respaldo hubo que reconstruirlo entero.



Sobre la nueva arpillera se vuelve a colocar la coca, se ata el burlete, y abrimos la crin para que vuelva a quedar esponjosa.





En los acabados cambiamos el galón por un vivo, y la costura en la esquina por unos pliegues de corbata, que a mi entender le dan un valor añadido, un toque de distinción, como un detalle elegante que la hace más encantadora, si cabe.





Y tras regresarla a casa, la volvimos a colocar sobre el suelo blanco. María se sentó.

-¡Madre mía, qué diferencia!-espetó mientras rebotaba una y otra vez sobre los muelles recuperados.
-Y pensar que los querías cambiar por espuma...
-Tras exhalar aire con un ademán de alivio, ella sonrió....



























9 comentarios:

  1. Seguro que los clientes de María ya pueden hablar COMODAMENTE de sus fobias,neuras y demás cuestiones de psicología.

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    1. Seguro que sí. Es un aliciente para ir a la consulta.
      un saludo

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  2. Me encanta el remate del post cuando dices que "rebotaba y rebotaba..." es que los muelles son así y si encima están recién atados y preparados, como atestiguan las fotografias, mejor que mejor.
    El plano detalle de la esquina con los pliegues tambiñén me gusta...., y ahora sin mas preambulos, me tumbaré en el diván, cruzaré las manos sobre el pecho, miraré a la doctora y seré sincero.
    - Doctora, ya hace mucho tiempo que no..., y creo que me está empezando a afectar al cerebro.

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    1. jajajaja para eso me parece que hay otro tipo de consultas.Aunque sería interesante de análisis el porque ha tardado tanto en afectar ;)
      un saludo Pedro

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  3. Jolín que trabajo mas pulido¡¡¡. Los pliegues perfectos, los muelles en su sitio, el acabado en vivo, y la crin de caballo bien esponjosa. Me temo que María no va a dejar a nadie subirse a su flamante diván, lo vá a disfrutar ella solita.
    Buen trabajo Oscar. Un abrazo

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    1. jeje como lo sabes...de hecho el diván va en el salón, no en la sala donde trabaja.Agradezco tu aprobación Clara.Un abrazo.

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  4. Menos mal que tenemos nuestro psicologo particular Oscar. Lo mismo nos sienta en un sillon de siglo pasado o nos tumba en un divan de locero (y no quiero ofender a nadie) para, que hablemos de nuestras frustraciones y aplicarnos la terapia.
    Me encanta el pliegue de corbata.

    Un saludo

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    1. jeje no sé yo si de psicólogo...pero gracias.
      un saludo Dana

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  5. Oscar, te he dejado un premio en mi blog. Pásate a recogerlo.
    Un abrazo

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