Hola a todos. Hoy quiero mostrarles esta pareja de sillas, como únicas supervivientes, que han acabado vistiendo un dormitorio, usadas como descalzadoras. La cliente se presentó con ellas en el taller, tras comprobar como habían quedado las que le habíamos tapizado a su amiga. Y es que para acudir a un tapicero es aconsejable tener referencias, pues no todos trabajan de la misma forma. De hecho habría que ramificar la denominación del oficio en dos grupos. Pero bueno, no es mi intención hoy la de abordar el malhacer infiltrado en la tapicería.
Como iba diciendo, la señora, de trato amable y voz suave, me contó que estas sillas tenían más de cien años. Yo las miré con escepticismo, y ella me reafirmó que eran de su bisabuela.
Y es que no aparentan ser unas ancianas tan lóngevas. A veces la información de la família puede ser errónea, y a lo mejor estas sillas eran de la abuela pero son otras que adquirió posteriormente. Lo digo porque a veces he detectado ese error.
Al quitar la tela nos encontramos con este algodón con motivos infantiles.
Así como vamos retirando rellenos, hacemos un viaje atrás en el tiempo, como un arqueólogo que retira la tierra que esconde los secretos del pasado.
Al llegar a la crin, encontramos el primer indicio de que esta silla tiene muchísimos años.
Debajo aparece otra crin más oscura.
Descubrimos un precioso burlete que sugiere a un artesano que trabajaba con gusto y destreza.
Y empezamos la reconstrucción, empezando por asegurar el burlete, que como ya habrán apreciado por el estado de la arpillera, no es el original.
Mientras la trabajamos, ahondamos en los detalles, observando las reparaciones que ha sufrido a lo largo de los años, el atado de los muelles, los listones añadidos...
Nuestro viaje temporal termina en el elemento más antiguo de esta silla. La madera castigada por los gavarrotes, cuarteada por el tiempo, contrasta con la añadida posteriormente, como si fueran las capas de sedimento del perfil de una roca.
Y es que los muebles hablan, cuentan historias. Han sobrevivido a guerras, han sido testigos de grandes y tristes momentos. Han visto perecer a sus dueños varias veces, han sufrido inviernos crudos y veranos infernales.
Y ahí permanecen, silenciosas. Nadie las mira a la cara, siempre se les da la espalda. Pero ellas siguen ahí, fiel al hombre.
Si las observamos al detalle, si las escuchamos, podrían contarnos cientos de historias...
Contiene heridas mal curadas, que han quedado marcadas, como si fuera piel. Y es que ambas son materiales vivos, aún después de arrancarlas de su estado natural. Nos preguntamos como ocurrieron, si forman parte de una historia, de un relato que quedó en el olvido, del que solo quedan algunas roturas, golpes y marcas grabadas en la madera.
Y aunque no podamos restaurar esa madera, lo mínimo que podemos hacer por ella es limpiarla bien y aplicar un poco de reparador, para disimular los arañazos y darle un poco más de brillo.
Y vestirlas de nuevo...
...de verde esperanza, con la pasamanería al tono.
Y ya las tenemos, rejuvenecidas, por enésima vez. Aunque ya solo tengan que soportar el peso de la ropa durante la noche.
Me encantan estas sillas y el cariño con el hablas de ellas. Tu blog es brutal.
ResponderEliminarUn abrazo!
brutal!guau, que calificativo Gloria...un abrazo para tí tambien!
EliminarEsta vez has bordado el post,Oscar...., genial, nos has llevado de la mano durante un hermoso viaje, he podido sentir tu mimo y a tu imaginacion desbordandose. Se que sonreiste cuando viste las capas de crin y te dijiste "aquñi hay un buen post...", justo cuando empezaste a sentir ese alborozo que precede a las buenas ideas escritas...., y en este caso también fotografidas.
ResponderEliminarDiez.
jeje sabía que te gustaría Pedro
ResponderEliminarun saludo
Un buen trabajo en estas bonitas sillas Isabelinas y por supuesto, muy agradable al mismo tiempo que poética la explicación del proceso. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Ana.Celebro que te guste el prisma poético para presentar el mueble.
Eliminarun saludo
Parece magia!! Que cambio, madre mia!! Mira que estaban mal!
ResponderEliminarMil gracias por venir a la fiesta!!
Bss!
Nika
No es magia,solo ilusionismo jaja
EliminarBesos Nika
No parece...es magia!!! Felicitaciones por un trabajo hermoso!!!
ResponderEliminarGracias Marcela.Me gusta lo de la magia
EliminarExtraordinario, me ha encantado tu post, admiro tu trabajo, les has dado nueva vida a esas sillas tan preciosas me gustan muchísimo de hecho mis sillas de comedor tienen así sus patas, con que pasión hablas de tu trabajo, felicidades, abrazo
ResponderEliminarEs que las Isabelinas son fantásticas.Todo curvas...
Eliminarabrazos Pilar
Cuánta magia en tus fotos y en tus palabras!! Nos encanta! Descubrir e imaginar los secretos y la historia de un mueble, nos parece genial.
ResponderEliminarEnhorabuena!
¡Feliz jueves!
Muchas gracias,sí que es genial intentar codificar el lenguaje secreto de los muebles.
EliminarBuen finde!
el trabajo de las sillas genial pero para mi hoy el merito se lo llevan las fotos que me transportaron ya ni se donde ! es madera cuarteada? yo anduve entre rocas .... saludos !
ResponderEliminarSí,es madera jaja.¿verdad que es un hermosura?
Eliminarsaludos María
Hola Oscar Porque me gusta lo que haces y como lo haces quiero compartir un premio contigo, pasa a recogerlo por mi blog.
ResponderEliminarQue buena elección para tus macros de hoy. Mostrar detalladamente las entrañas de esas viejas sillas, y el cambio tras un trabajo minucioso. Algo fuera del alcance de la mayoría.
ResponderEliminarUn abrazo Óscar
En esta entrada el protagonista es el mueble.El tapicero solo hizo lo que debía
Eliminarabrazos Clara
Que buena elección para tus macros de hoy. Mostrar detalladamente las entrañas de esas viejas sillas, y el cambio tras un trabajo minucioso. Algo fuera del alcance de la mayoría.
ResponderEliminarUn abrazo Óscar
Que buena elección para tus macros de hoy. Mostrar detalladamente las entrañas de esas viejas sillas, y el cambio tras un trabajo minucioso. Algo fuera del alcance de la mayoría.
ResponderEliminarUn abrazo Óscar