domingo, 11 de noviembre de 2012

La overlock




Hoy vengo a hablar de una interesantísima herramienta sin la que no podemos prescindir hoy en día.
Es la fiel compañera de la máquina de coser convencional, que con sus 4 o 5 hilos, construye un precioso dibujo en zig-zag redondeado..

Se usa para rematar las voradas  y evitar que la tela se deshile al manipularla nosotros, y posteriormente en el lavado cotidiano.

La overlock o remalladora se la tenemos que agradecer a los estadounidenses J. Makens Merrow y su hijo Joseph Merrow, y fue patentada por éste último en 1889.

La que aquí les muestro es una brother. Sí, sí, como las impresoras. Por lo menos parece la misma tipografía. Y es una buena máquina, nosotros estamos contentos con ella.






Alimentado por unos enormes ovillos de algodón de 10000 metros, éste complejo entramado mecánico goza de una precisión sorprendente.

Verla funcionar recuerda a una orquesta perfectamente sincronizada.






Debido a que los hilos son muy débiles, es fácil que se partan.
Enhebrarla puede ser toda una odisea si no se tiene práctica, y las pinzas adecuadas.




Y un plano en condiciones claro...







A la vez que cose, su cuchilla corta el sobrante. Éste se puede reutilizar como relleno de gloria.


Por esta máquina pasan todas las telas. Sólo se libran las pieles, polipieles y algunas microfibras.
Es, sin duda alguna, una herramienta imprescindible en cualquier taller de tapicería o cualquier otra confección.
Y hasta aquí llega esta introducción a este macanudo invento, un ejemplo más del ingenio humano.




1 comentario:

  1. Una remalladora es indispensable en todo taller, alarga la vida de cualquier costura, asegurando un resultado óptimo.
    Un saludo.

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