domingo, 23 de septiembre de 2012

El sillón del artesano

La carretera asciende, más allá de Riells, cada vez más fuerte, entre curvas pequeñas y carriles de miniatura. Poco a poco se eleva sobre el nacimiento del valle del Tenas, aquel que custodiaban los monjes desde Sant Miquel del Fai.
Una vez arriba, en Sant Feliu, cualquier mirada es susceptible de quedar atrapada ante las espectaculares vistas del litoral barcelonés.



Me dirijo a Moià, a entregar el sillón que me ha traído de cabeza esta semana. Recuerdo cuando lo recogí. Tuve problemas para encontrar el sitio. Finalmente localicé la finca, situada en lo alto de un turón.
 Bajé del vehículo, un tanto asombrado, por no decir perplejo ante unas vistas de 360º. Al norte los Pirineos, con sus cumbres nevadas. Al oeste, unas vistas magníficas de Manresa y la Cataluña Central. Al sur, la montaña mágica, Montserrat. Y al este, podía llegar a vislumbrarse el Mediterráneo.





Una mujer se acercaba a la casa, saliendo del bosque, con una cámara de fotos colgada del cuello. Me saludó con la mano, a lo lejos, mientras su esposo me abría la puerta.
 -Ets el tapisser oi? passa,passa...



Era una casa 4 vientos de una planta. Aunque eran de clase acomodada, la vivienda  estaba sin reformar,  pero a nivel de mobiliario era un pequeño museo. Porque son gente que cuando compran, compran bueno. Y lo mantienen muchos años.
 Así llegamos al sillón en cuestión. A primera vista me pareció un ñapo de piel curtida, marcada y sin color. El hundimiento que presentaba recordaba a un agujero negro, como aquellos que descubría de la mano de Carl Sagan en mi niñez. Bien parecía que podía engullirte si osabas sentarte en él.

 Sin embargo, la piel no se había rasgado. Había soportado estoicamente el uso indiscriminado de su dueño.

 -Aquí donde lo ves, este sillón es comodísimo -me dijo Juan, mientras me explicaba la historia que encerraba su preciado mueble.

 Lo compró hace 35 años, en Muebles Rocafort, sito en la calle homónima de Barcelona. Los construía un carpintero artesano, bajo pedido. Cuando el hombre, años después quiso comprar otro, se encontró ante la negativa dado que el carpintero había fallecido. Y para no perder la costumbre, nadie continuó su legado. El hombre tuvo que resignarse, hasta que un día tuvo la cada vez más difícil idea de acordarse del tapicero.

Así, Juan, con rostro preocupado me preguntó si tenía solución.
 -Por supuesto-le contesté. Costará,pero lo dejaremos como nuevo.
....





Y así fue. Lo más complicado fue sacar plantillas de una piel que estaba dada de sí. Pero bueno, es cuestión de ir ajustando, con paciencia y buena música de fondo.
 Cambié las espumas,  debidamente enguatadas, y un par de muelles tubulares sobre los cuales asientan los cojines, que se habían roto.
 Y lo vestí en una magnífica pielflor de 1ª calidad.

 Una vez restaurado, me decidí a "catarlo" definitivamente. Ésta es una práctica imprescindible para un tapicero. Si no lo haces es  como si un cocinero no probase sus platos o sus ingredientes antes de añadirlos. Por eso nosotros tenemos que probarlo: Antes, para saber qué necesitamos. Durante, para hacer el desarrollo. Y una vez acabado el trabajo, para tener nuestro minuto de gloria y poder evaluar el resultado.

Entonces comprendí el interés de Juan por hacer perdurar su butaca. Comodísima era decir poco. Esa versión de asiento confortable funcionaba realmente bien.La caída era correcta,la altura de los brazos,el respaldo,el cabecero...
 Ahora te atrapaba, pero ya no era un agujero negro. Ya no podía lanzarte a otra dimensión. Se había convertido en el resultado de una supernova fallida. Una nueva estrella de piel bovina.




Tengo que dejarles,  ya llego a la casa. Estoy deseando ver la cara de Juan cuando vea la reencarnación de su sillón.




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6 comentarios:

  1. Qué buen blog!!
    Curioso dónde los haya...
    Un abrazo desde Panamá!

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  2. Hola Gloria.
    Ahora Panamá?Dónde quedó Costa Rica?
    un abrazo

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  3. Oscar...., plas, plas, plas....,(es el sonido de mis apluasos y de mi sonrisa de satisfaccion) me ha gustado mucho el relato y el estilo, no puedo evitarlo. ¿Y del sillón..?, muy original, me gusta la idea de las orejas, quedan sin tapizar pero invitan a que las hagas. ¿A que te lo copio...?,je, je, je.

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  4. Tu te copias este y yo tu r106, que te quedó muy guapo.jeje

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  5. Espera Oscar, que me equivoqué, no era 106, era R-160 y la verdad es que los hermanos Gomez hicieron un buen trabajo.Lo curioso es que ese modelo nunca lo he visto en ninguna tienda, solo en Internet, los traen de chinas "a capazos" y clro,una versión exacta al original, yo no pude copiarlo, tuve que imaginarlo, pero bueno, quedo majo.
    Nos vemos,Oscar.....,y tu "Tapizame" ya casi vuelaaaaa....¡¡¡

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  6. No, me equivoqué yo jaja
    Pues todos los que he visto por internet son estrechos y altos. Si esa es la version de Featherson, creo que la has mejorado.
    Y sí, va despegandooo
    y tu tienes parte de culpa un saludo

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